Emigrar.
He encontrado unas fotos viejas en el google fotos y es curioso porque me hace recordar y darme cuenta que haber perdido todas esas fotos en físico, las cuales evidencian cada partecita de mi vida, se siente muchas veces como si no quedara ni un rastro de mí. Emigrar literalmente simboliza empezar de cero y gracias a ello uno valora cosas tan pequeñas como la historia y es tal vez por eso que me obsesiona tanto guardar los recuerdos. Porque yo existo y en todas partes del mundo para cada persona diferente simplemente en su mente existió y sigue existiendo una versión de mí.
Todos los que están aquí tienen una historia, una que va respaldada por cada miembro de su familia que aún los conserva en alguna foto colgada en la pared pero yo, no tengo nada y es curioso como actúa la nostalgia, porque sé que tal vez ya no soy ninguna de las versiones de aquellas fotos que perdí, pero resulta bonito capturar los momentos en una fotografía porque soy una apasionada coleccionista de recuerdos, cada uno con un espacio especifico en mi corazón.
El emigrar al principio me resultó emocionante porque pensé en que podría ser quien quisiera ser debido a que nadie me conocía, pero con el tiempo te das cuenta también que las raíces, recuerdos y vínculos sí pesan y perder aquello es el precio de emigrar. Con el tiempo me he sentido como en casa pero jamás he logrado conectar de la misma forma que esas personas con las cuales crecí que yo sé, si estuvieran aquí se volverían un pedacito de hogar que me recordaría constantemente lo que se siente esa familiaridad.
He sentido el peso también de abrirte tu propio camino sin ningún tipo de ventaja ni ningún tipo de historia que te respalde, más que tu presente y tus ganas de seguir a pesar de haber dejado a los tuyos atrás, a pesar de sufrir o al menos en el caso de mí país. Me he acostumbrado a las mismas preguntas de siempre, al mismo tipo de "speech" que con el tiempo mi "acento" se ha camuflado y ahora todos me preguntan que "¿Por qué no tengo acento?" y la verdad es que con el tiempo he tratado de hacer las pases conmigo misma, con mi nacionalidad y mi propio país. Por que crecí en una dictadura y con mis padres hablándome de una Venezuela que ya no existía y que cuando me fui, pude a duras penas disfrutar de lo que quedaba de ello.
Mis últimos recuerdos antes de irme fueron los ojos vidriosos de mis mejores amigos, mi último cumpleaños con ellos en donde cada uno me escribió una carta de despedida porque saben lo mucho que me gustan las cartas. Fue un beso de despedida que no sabía que era de despedida, que provenía de un amor fugaz. También fue una despedida cruel del que creía era el amor de mi vida pero que simplemente también emigró y me dejó con trozos de una cruel realidad en mis manos simplemente porque fue mi primer amor. Mis últimos recuerdos fueron la sensación de impotencia y cierta depresión por darme cuenta de que le futuro era incierto y que no podría ver más allá de las fronteras... Ahí queda muerta mi historia, los pedazos de una chica, una niña que ya no existe.
Así que heme aquí, estando más grande, separando un poco las emociones de ese entonces y viendo las cosas desde un ángulo distinto a como solía verlo. A pesar de todo la ventaja de venir solo con una tarjeta de presentación y sin un pasado que te "respalde" es que las personas te empiezan a ver por como eres realmente ahora y se siente bien, porque la huella que voy dejando es real y bonita.
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