Diario de Ori (Nadie entiende la chinga que es)

Ha sido un viaje entrar en la adultez, desde hacerme responsable de mi propia persona y sentir el peso de mi existencia; Hasta lidiar con cosas cotidianas para las cuales jamás fui preparada para enfrentar. Mi salud mental ha puesto muchas cosas en juego y cada vez parece más difícil mantener en pie la poca paz que he ido construyendo, pero aquí estoy de nuevo escribiendo porque la realidad es que mi presupuesto no siempre alcanza para pagar alguna que otra terapia. En el fondo sé que estoy partiendome la madre para no dejar esos pequeños 40 minutos de esperanza y shock que me sirven para poder descifrar lo que está pasando en mi mente y corazón. Necesito esto, realmente necesito esto, porque desde que empecé, desde que me senté en esa silla a llorar explicando todo lo que me había pasado y que simplemente quería sanar, desde ese puto día no he sido la misma persona.

Me he quitado un trillón de cargas de encima, peor aún sigo lidiando con batallas que no sé muy bien cómo cesar.

Quisiera perdonar a mis padres pero aún no lo hago y muchas veces sólo siento unas ganas de subirme a un avión e irme lejos, muy lejos de todo el drama y situaciones intensas, sabiendo que esa no es la solución y que sanar realmente toma tiempo.

Me desespera simplemente pensar en todos los traumas que están bloqueados en mi cabeza, me desespera darme cuenta de cuantas heridas del alma llevo conmigo.

Al menos ya no lloro a mitad de la noche, al menos ya no me da ansiedad.

He decidido cerrar ciclos aunque me cueste y aunque sienta un poco el dolor porque después de todo, lo que más he aprendido es a ponerme a mí primero y amarme por sobre todas las cosas.

No todos entenderán cuando te pongas primero.

Nadie entiende la chinga que es.



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