corotos de mi corazón.
A veces te extraño y me pregunto ¿qué es eso que extraño verdaderamente? ¿Extraño la versión que tenía de ti en mi cabeza? ¿Extraño todo eso que idealicé? ¿Extraño los buenos momentos? ¿Extraño el calor de tu piel? Te maté en mi mente lentamente porque ahora, ahora no puedo evitar sentir que todo lo que quieres evitar es la soledad y es válido pero es algo que yo no puedo costear.
No quiero ser eso que llene tus vacíos emocionales, no quiero que me uses solo para sentir que no perdiste algo (aunque lo intentes negar o no te hagas consciente de ello) No quiero, no quiero, no quiero.
Yo no te di mi todo y no quiero entregártelo a ti ¿para qué? Si esas cosas se ganan y no puedo borrarme de la cabeza esa frase de que si te la hacen una, te lo harán una segunda vez.
Está bien ir con cautela, está bien ser yo, está bien poner límites porque a final del día no soy quién se siente vacía por haber entregado todo en un segundo sin saber ni conocer... ¿Pará qué? Si en la vida todo se siembra, toma tiempo, se cuida para después cosechar y tú, tu tienes eso que sembraste dentro de mí: dolor.
A veces quisiera lo sintieras, no precisamente como me siento yo pero si quisiera que te sumergieras un segundo en lo que eres y descubrieras todo el universo infinito que traes dentro.
A veces quisiera vieras muchas cosas pero uno no puede morir esperando algo de alguien, porque uno jamás tendrá el control y aunque lo tuviera me resultaría demasiado agotador.
Cada quien tiene su proceso, te veo y solo me doy cuenta cada vez más que toda esa energía que tratas de gastar en mí, deberías de gastarla en ti.
Yo estoy bien, aunque a veces no lo esté, siempre lo estaré.
Así como pasé noches explicándote que es lo que pasaba en mi cabeza, así quisiera que te hablaras a ti. Así como te canté cada madrugada y te arrullé, así quisiera que te quisieras a ti.
¿Quién eres? Todo esto me ha hecho preguntarme eso y también me ha hecho cuestionar todo a cerca de mi misma y por eso te doy las gracias, porque he aprendido tantas cosas y he visto la vida desde un ángulo tan distinto que no podría explicártelo ni con más de veinte millones de horas platicando.
Hace mucho tiempo, llorando sola en mi habitación le había pedido a Diosito o lo que sea que haya allá arriba, con todas mis fuerzas que me mandara a alguien, a alguien bien.
Tú fuiste ese alguien bien.
Yo había creído que mis estándares eran demasiado altos, hasta que llegaste tú y justo cuando estaba comenzando a enamorarme todo lo demás me explotó en la cara y me dije ¿Será esto otra lección de vida? Todo lo que había estado creciendo lentamente dentro de mí, rápidamente comenzó a marchitarse y yo no pude soportarlo.
¿Cómo podrían pasarme estas cosas a mí?
El mundo tiene una forma muy retorcida e irónica de darte las cosas que pides.
Y luego pensé en cómo tal vez puede que sea pasajera para las personas, porque cada una de ellas me ha lastimado profundamente y sin embargo he aprendido tanto y he dejado una marca en ellos para bien. (puede que sean patrones, puede que sea algo más pero cada día intento descifrarlo y mejorar)
No sé, con el tiempo solo me he dado cuenta que la persona correcta, la persona adecuada no tendrá que cagarla para darse cuenta de lo mucho que valgo, no necesitará una segunda oportunidad para hacer las cosas bien conmigo y lo más importante de todo: Es que no dudará ni un segundo cuando se trate de escoger a la persona que quiere a su lado.
Te quiero, te quiero tanto y siento que por un instante fuiste esa persona que necesitaba y quería tanto y por eso te agradeceré toda la vida. Espero cada día estés más cerca de la mejor versión de ti, porque yo cada día lucho, vivo y respiro por esa versión que aún alcanzo, pero sé que está ahí de mí.
Comentarios