Esta vez voy por mí.
Tengo aproximadamente dos años aquí, siempre he ido en busca de ese sentido de pertenencia y tal vez de alguna manera me doy cuenta, el como he ido negando lo que soy.
Tengo tanto miedo de regresar, tengo tanto miedo de todas las cosas que podría encontrarme porque sé precisamente que no será como aquella imagen que dejé pero yo tampoco soy la misma de esa madrugada, no soy la misma chica que lloró en las escaleras de la embajada ni aquella que se subió a ese avión.
¿Quién soy ahora? Mi acento se ha ido desvanciendo y las personas me preguntan por qué, yo nunca sé que contestarles y creo que ahora muy en el fondo lo sé. He querido sentir tanto que pertenezco que he sido capaz de enterrar esa parte de mí.
Incluso en mi propio país me sentía como una extraña, como un bicho raro.
Fue hasta que llegué aquí, que comencé a valorar ciertas cosas y a entenderlas.
Sé que en algún momento tendré que regresar.
Sé que me arrodillaré a la orilla del mar y lloraré.
Me he rechazado tantas veces, he rechazado lo que soy, me siento avergonzada de ello y me pido perdón.
Me miro al espejo y he cambiado tanto....
¿Realmente soy alguien que de verdad me agrade?
Tengo que agradarme porque al final cargaré conmigo toda la vida.
Hoy durante todo el día estuve pensando tantas cosas desde que me levanté, bajé las escaleras para encontrarme a mamá con una cara larga, llena de discursos melancólicos, quejas absurdas y acuchilladas palabras en contra de papá. Esto ya es costumbre, ella habla con cierta impertinencia y yo trato de no perder la paciencia en el proceso.
Papá es como un objeto, nunca dice ni una palabra y hace como si no escuchara las palabras transformadas en cuchillos de mamá. A veces me compadezco, porque aún así le haya hecho lo que le haya hecho... pienso que nadie se merece tanto daño verbal.
Terminé pensando en lo cansada que estoy de estar en medio de esa situación, terminé pensando que desde que tomé la decisión de excluirme, me siento muchisímo mejor.
Ella dice que no intenta ponerme en su contra, dice que a final de cuentas es mi papá, pero desde que no digo ni una palabra ahora me dice que soy una egoísta, que debo aprender a pensar en los demás.
Ella quiere que me compadezca pero eso no es algo que ella me enseñó. Ella no fue de esa manera conmigo y sin embargo desde que la cagué, la culpa estuvo carcomiendome hasta que decidí sanar.
Quise hacerla mi mundo, la quise cuidar, quise decirle las cosas pero ella jamás quiso escuchar y es chistoso que me diga que no sé escuchar... cuando pasé toda mi vida escuchándola y tratando de hacerla escucharme.
Es por eso que comencé a escribir, es por eso que creé este blog, porque al final nadie me escuchaba.
No me conoce.
Dichoso el que sabe realmente quién soy ahora, ese es el que verdaderamente vale para mí, el que jamás olvidaré.
Sé que algún día verá quién soy en realidad.
Porque ahora, ahora sólo conoce una pequeña fracción de mí y todas las cosas que necesitaba que me dijera con desesperación, me las dijo pero me las dijo cuando ya no las necesitaba, cuando ya no me importaba en lo absoluto.
La versión mía que solía desvivirse para complacerla a ella y a él, se murió. Quedó atrás con muchisímas lágrimas, con muchisímo dolor.
Ahora voy día con día, tratando una vez más de entenderme.
Ahora realmente es cuando no quiero que nadie esté alrededor susurrándome cosas, diciéndome qué hacer o tratando de opinar a cerca de qué es lo mejor para mí. Toda mi vida me ha importado demasiado lo que dicen las personas que me importan de mí, y ahora por primera vez quiero sentarme en medio de la nada y escuchar realmente esa voz en mi interior.
Tengo tanta energía, tanta creatividad y en el camino he tenido tantas distracciones, he permitido que muchas cosas y personas me desvíen. Pero esta vez no, ya no lo puedo permitir.
A veces vuelvo a esos momentos donde era una niña, una niña en su habitación cantando a puerta cerrada con un viejo radiecillo. A veces vuelvo a ese tiempo donde sólo escribía mis canciones y poemas, donde coloreaba y pintaba sin parar; Es ahora cuando me doy cuenta de lo avergonzada que me sentía de ello, recuerdo el rechazo y la falta de importancia...
Eso siempre fue un secreto para mí y ahora cuando está saliendo a la luz, ella me dice que no es para mí pero ¿Por qué debería de escucharla? esto es lo que quiero y voy a luchar, el real problema es que ni siquiera sé por dónde empezar.
Sólo debo organizarme, sólo debo canalizar toda esta energía que tengo y como es algo muy grande, tratar de dividirlo en pequeños pasos.
Si lo puedo imaginar es porque es posible que pase.
Así que, aquí voy...
Esta vez voy por mí.

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