Sinceramente, con amor, Oriana.
Entonces me di cuenta que aquellas personas que se burlen de tus propósitos personales y tus sueños, realmente son tus enemigos.
Que la vida no se trata de brillar exteriormente si no que, también se trata de iluminar tu interior. Tal como si fueras una antorcha la cual su propósito está en encender a los demás, sin quemarlos.
¿En qué realmente eres bueno? ¿Qué es aquello que realmente te mueve?
Encuentralo, una vez que lo hayas hecho, decídete a ser el mejor en eso y luego en el proceso, compartelo con el mundo ¿cómo vas a crecer si no compartes lo que haces, lo que eres? cuando compartes te expandes, adquieres nuevas cosas, nuevas visiones y el camino incluso, se vuelve menos complicado.
Cuando hayas llegado a tu destino sabrás perfectamente a dónde ir. Serás capaz de construir tu propio camino e incluso podrás hacerlo acompañado de las mejores personas (que habrás encontrado en tu viaje anterior).
Me conmueve darme cuenta de que la justicia está más allá de salirme con la mía, notar que hay ideas y razones que se me escapan de las manos y que en este mundo infinito, mi mente finita no es capaz de procesarlo todo.
Me conmueve darme cuenta de que muchos han salido de la oscuridad pero que la oscuridad aún no ha salido de ellos. Pero lo que más me mueve en este mundo es saber que la única manera de acabar con el mal, es enfocarse en el bien y esto no significa que pretenda que no exista, sé perfectamente que está ahí. Esto simplemente significa que cada que lleguen, he decidido dominarlas, aceptarlas, moldearlas, exprimirlas y transformarlas en algo mejor, algo mucho más puro, algo que realmente valga la pena.
Aunque suene cliché, es verdad que la vida se basa en como la percibas.
No eres lo que te pasa, eres lo que haces con lo que te pasa.
Me despido:
Sinceramente, con amor,
Oriana.
Para: Todo el que quiera leer.

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