Nunca estuviste para mí, pero siempre estuviste para los demás. A pesar de que soy sangre de tu sangre, siempre me dejaste caminando sola. No te necesito ahora, no te necesitaré nunca más... Por todas esas cosas que me hiciste, he aprendido a cuidar de mí. ¿Dónde está tu cabeza? ¿Dónde está tu corazón? Siempre estás ausente, poniendo primero lo peor. ¿Dónde está el sentido de pertenencia, dónde está el sentido del hogar? Primero estás tú, la familia, y después los demás. Brindas luz para la calle pero ¿Qué hay del hogar? Donde están las personas que te quieren y aman sin replicar, deberías sentirte afortunado, porque no todo el mundo tiene una familia así; Pero sin embargo cuando intentamos intervenir, no escuchas, te pones a la defensiva y al final todo sale mal. Te advertimos porque nos preocupamos, y tu igual vas, y después cuando suceden las cosas, nos culpas sin titubear, espera... ¿Qué? no puedes mover tus labios diciendo esas palabras, porque el culpable ...